viernes, 2 de agosto de 2013

Desgarro

Los viernes a la mañana de las semanas impares cuando se bajan del auto para entrar a la escuela y sé que a la noche no vendrán a casa, ni a la noche siguiente como tampoco las próximas siete noches, no puedo evitar el abismo en el pecho ni dejar de sentir un desgarro en el alma. Debería ir haciéndose callo, debería dejar de doler. Pero duele.