miércoles, 28 de agosto de 2013

Lectura

Se puso a leer. 
Mejor, así puedo mirarla más tiempo. 
Sentada en la mesa que está frente a la mía la mujer exhibe su belleza con desparpajo y sin prejuicio. Parece estar estudiando algo, tiene unas fotocopias que pinta con resaltador rosa. 
Un ligero movimiento de su mano izquierda deja al desnudo una verdad que me defrauda: lleva alianza, de oro; un anillo delgado decorando el dedo pero también poniéndole un freno a mis impulsos. Su belleza quedará por siempre en esta sensación agradable y placentera. 
Hasta aquí llegó mi amor.