miércoles, 30 de octubre de 2013

Ensayo

Tengo que ensayarlo todo. Palabra por palabra. Las comas, los tonos, las inflexiones de la voz, la postura y hasta la disposición de los ojos. Ensayar una y otra vez. Corregir errores y volver a ensayar. Y bañarlo todo de naturalidad. De improvisación, de estudiado descuido. Para no fallar, tengo que estar preparado. No voy a juicio oral, pero hablar con vos es de alguna manera una forma de sentarme en el banquillo: tu reacción paranoica siempre me acusa de crímenes que no cometí.

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